Las trituradoras de mandíbula móviles integran unidades de trituración de mandíbulas con chasis móviles (sobre neumáticos o sobre orugas), lo que permite la trituración in situ con gran movilidad y sin necesidad de cimentaciones fijas. Su estructura consta de un sistema de trituración (trituradora de mandíbula, alimentador, criba opcional), un chasis móvil (de accionamiento hidráulico para adaptarse al terreno) y sistemas auxiliares (de potencia, control y reducción de polvo). La fabricación implica soldadura de acero de alta resistencia para marcos, mecanizado de precisión de ejes excéntricos 42CrMo y ensamblaje modular, con un estricto control de calidad: certificación de materia prima, controles de tolerancia dimensional (≤±1 mm) y pruebas de carga de 8 horas (cumplimiento del tamaño de partícula ≥95 %). Ampliamente utilizadas en minería (trituración de minerales en el sitio), reciclaje de residuos de construcción (producción de agregados reciclados), infraestructura y proyectos de conservación de agua, sirven como trituradoras primarias móviles o forman plantas móviles integradas, reduciendo los costos de transporte y adaptándose a diversos terrenos.
La mandíbula oscilante es un componente fundamental de las trituradoras de mandíbulas, que impulsa la placa de la mandíbula oscilante para su movimiento alternativo mediante la conexión al eje excéntrico (superior) y la placa de articulación (inferior). Estructuralmente, consta de un cuerpo principal en forma de caja, un asiento de cojinete, un asiento de placa de articulación y nervaduras de refuerzo, generalmente de acero fundido de alta resistencia (p. ej., ZG35CrMo). Su fabricación consiste en la fundición en arena de resina (vertido a 1520-1580 °C), seguida de normalización y revenido (dureza 180-230 HBW). El mecanizado incluye el fresado de precisión de las caras de las chavetas, el mandrilado/rectificado de los asientos de los cojinetes (tolerancia IT6, Ra ≤0,8 μm) y la instalación de revestimientos resistentes al desgaste. El control de calidad abarca las pruebas de materiales (composición química, energía de impacto ≥30 J), UT/MT para detectar defectos, comprobaciones dimensionales (paralelismo, perpendicularidad) y ensayos de montaje. Con una vida útil de 5 a 10 años, garantiza un aplastamiento estable bajo cargas elevadas.